Privacidad: Una nueva cámara convierte a las personas en figuras de palo
La vigilancia total siempre suena un poco distópica. Sin embargo, es probable que algunos hogares no estén lejos de un escenario así. El altavoz inteligente escucha, el televisor reconoce si alguien está mirando y el robot aspirador hace su ronda de forma fiable porque ve y evita cualquier obstáculo. Por no hablar del coche semiautónomo en la carretera que filma constantemente todo su entorno e intercambia datos con la nube.
Todos estos sistemas son prácticos, facilitan la vida cotidiana e incluso pueden salvar vidas en caso de emergencia si, por ejemplo, la cámara de seguridad puede detectar e informar de una caída grave o el coche inicia de forma autónoma el frenado de emergencia. Al mismo tiempo, las grabaciones realizadas se intercambian básicamente siempre con la nube.
Un amplio estudio de realizado por el MIT muestra lo poco seguro que puede ser esto y las jugosas grabaciones que pueden acabar siendo de libre acceso en Internet.
Transmita sólo la información necesaria
En muchos casos, las cámaras ni siquiera necesitan reconocer a la propia persona. El entorno doméstico inteligente casi siempre se preocupa únicamente por saber dónde se encuentra alguien, si está de pie, tumbado, durmiendo o tal vez tiene fiebre.
El objetivo es, por tanto, proporcionar al dispositivo inteligente, y por ende a la empresa que está detrás de él, sólo la información que necesita, preservando al mismo tiempo la privacidad. Esto es comparable a la frecuente solicitud de la fecha de nacimiento, que muchos servicios en línea justifican afirmando que hay que confirmar la mayoría de edad. En realidad un sinsentido, porque aquí bastaría con "sí/no".
Investigadores de la Universidad de Michigan se han propuesto eliminar a las personas de los vídeos grabados sin dejar de ser capaces de determinar su posición y movimiento. Esto se consigue con una combinación de un sensor normal y otro de infrarrojos puros. Ambas imágenes se superponen y se procesan antes de emitir la imagen.
Basándose en la firma térmica, el sistema reconoce que se trata de una persona y la sustituye inmediatamente por una figura formada sólo por líneas. La información sobre la ubicación y el movimiento se conserva, pero la apariencia, la ropa, etc. se han eliminado del vídeo.
Esto podría preservar en gran medida la intimidad, por ejemplo en el caso del necesario seguimiento médico de personas con problemas de salud. Los fabricantes de automóviles, que necesitan grabaciones de los transeúntes y de todo su entorno para sus sistemas autónomos, también podrían volver a cumplir las leyes vigentes en lugar de grabar, almacenar y procesar todo arbitrariamente.
La situación es similar cuando se trata de vigilar los espacios públicos. También en este caso, a menudo sólo se trata de determinar el número de personas y sus movimientos y no quiénes son concretamente. Inundar el mundo con un poco menos de información no es, desde luego, el peor enfoque.
Fuente(s)
